Una asana, el antídoto para la culpa (primera parte)
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
—¡Ah! —dijo el zorro—, lloraré.
—Tuya es la culpa —le dijo el principito—, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique…
(El principito, Antoine De Saint-exupery)
La culpa es una emoción «non grata». Tampoco es innata sino que la adquirimos de acuerdo con las creencias en las que hemos sido educados. La culpa ¿sirve para algo? ¿La podemos sanar? ¿Y cómo?
Para empezar, dependiendo de nuestra personalidad experimentamos/vivimos la culpa de forma diferente. Así lo explica el Eneagrama desarrollado por Claudio Naranjo, que describe nueve tipologías básicas de carácter asociadas a una neurosis particular que nos aleja de nuestra esencia. Claudio Naranjo es uno de los tres sucesores del fundador de la terapia Gestalt Fritz Perls en el Instituto Esalen, que desarrolló posteriormente la psicología de los eneatipos a partir del protoanálisis de Ichazo y fundó la escuela de integración pscioespiritual SAT Seekers After Truth «Buscadores de la verdad».
Para profundizar en la culpa según cada eneatipo te invito a leer este artículo de Haiki
Algo tan «humano» como la culpa no se menciona en las enseñanzas del Yoga. Ahora bien, sí hay un concepto yógico para designar la «responsabilidad propia»: Swadharma (स्वधर्म), que se entiende como «el deber propio».
El (La) Bhagavad Gita (una de las escrituras espirituales más relevantes de la tradición hindú junto con los Upanishads y los Brahma Sutras) reitera la necesidad de la responsabilidad propia. El (La) Bhagavad Gita (posible escrito entre el siglo VI y III aC) describe las enseñanzas del dios Krishna a su amigo y discípulo Arjuna.
De muchas maneras Krishna trata de persuadir a Arjuna para que tome su responsabilidad y cumpla su Dharma (misión). Precisamente, la ciencia yógica de Yantra divide la vida humana en cuatro etapas diferentes (Brahmacharya, Grahasta, Vanaprasta y Sanyasa) y en cada una de ellas hay responsabilidades específicas que nos permiten crecer en nuestro «estado de ser».
El Señor Krishna le dice a Arjuna que cada uno debe cumplir con su deber de acuerdo con su naturaleza, y que cumplir con el deber que se adapte a la naturaleza de uno con el espíritu correcto de desapego conducirá a la perfección. Dice: «Por lo tanto, sin apego, realiza constantemente la acción que es deber, porque, al realizar la acción sin apego, el hombre verdaderamente alcanza al Supremo». Krishna también predica sobre el esfuerzo «correcto»: «Que un hombre se eleve solo por su propio Ser, que no se rebaje a sí mismo; porque este yo es el amigo de uno mismo y este yo solo es el enemigo de uno mismo”.
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¿Cuáles son las herramientas que disponemos para diferenciar entre sentir culpa y ser responsable?
Entre las infinitas asanas (posturas de Yoga) destaca Vasisthasana, la tabla o plancha lateral (inclinada). La culpa sólo sobrevive en la ignorancia y el sufrimiento.
Precisamente, Vasistha (que da nombre a esta asana) fue el primer hijo del dios Brahma, que lo creó a partir de su propio pensamiento con el fin de eliminar el dolor de la existencia. Para ello, en el momento de su creación Brahma lo condenó a la ignoracia temporal o provisional, con el fin de que Vasistha experimentara el sufrimiento de la encarnación y le pidiera consejo a Brahma.
Una manera sencilla de entrar en la postura de Vasistasana es desde la cuadrupedia. Alineando las manos debajo de los hombros, extiende una pierna hacia el lado sobre el que vas a girar. Una vez te sientas estable eleva el brazo y para aumentar la apertura costal acercarlo hacia tu cabeza. Otra opción de Vasistasana más desafiante es entrar en ella desde la Tabla frontal. En este caso ambas piernas están estiradas. Observa cómo si ambos pies están cruzados, y no superpuestos, es más fácil mantener el equilibrio.
Vasisthasana es una postura de equilibrio que requiere la acción estabilizadora de la musculatura abdominal y torácica para mantener la alineación neutra de la columna y las piernas en contra de la acciópn de la gravedad.
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Volviendo a la historia del Vasistha, cuando éste le pregunto a su padre Brahma por qué había sido atrapado en una dolorosa y limitada existencia física (o el cuerpo), Brahma le contestó: “Tú no eres cuerpo y mente; tú eres el infinito. No estás atrapado ni atado; tu verdadera naturaleza es ilimitada”.
Las palabras de Brahma recuerdan a George Ivanovich Gurdjieff, un maestro espiritual de un gran magnetismo personal que transmitió las enseñanzas del cuarto camino en el mundo occidental y rescató de las enseñanzas orientales un símbolo dinámico y universal, el Eneagrama.